El Estado de Guanajuato nos ofrece un sinfín de opciones para visitarlo, uno de los destinos que no podemos dejar de conocer es Dolores Hidalgo, cuna de la independencia nacional.
La magia de este lugar está en las construcciones y en todo lo que nos brinda como la historia, la música, las tradiciones, los sabores, y la gastronomía.
Este es el pueblo consentido de José Alfredo Jiménez, quien decidió quedarse como testigo del progreso, en donde se escucha el grito de independencia más fuerte y emotivo de México, en la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, una de las mejores muestras del barroco del Siglo XVIII, justo donde Don Miguel Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas, la madrugada del 16 de septiembre de 1810.
Pero hay otras cosas con las que nos conquista este lugar, como la Plaza Principal, este bello espacio luce en una glorieta un monumento al Padre de la Patria.
También está el Museo de la Independencia Nacional, donde podrás conocer y recordar aspectos importantes de la historia de México, desde la época prehispánica hasta la consumación de la Independencia de México.
No te puedes perder, el Museo-Casa de José Alfredo Jiménez, dedicado al máximo representante de la composición de la música folklórica mexicana, quien nació en Dolores Hidalgo en 1926, visita también su Mausoleo de Azulejos en el Panteón Municipal.
Seguimos con el Museo del Vino, en donde antes se encontraba el Antiguo Hospital de la localidad, exhibe el arte de la elaboración del vino, desde el viñedo hasta las barricas.
Continuamos con la talavera, Dolores Hidalgo es también un productor artesanal de piedras de talavera, es posible observar a los maestros artesanos trabajando en sus talleres.
Por último, y no menos importante está la gastronomía, no hay como consentir a los paladares más exigentes con los manjares de Dolores Hidalgo como los chiles rellenos y el mole, pero debes dejar un espacio para el postre, porque no puedes dejar de probar una nieve artesanal de sabores exóticos como cerveza, tequila, aguacate, camarón, pulpo, mole o la clásica de garambullo.