El municipio de Amealco se pone mágico cada vez más, en donde podemos encontrar desde cabañas rupestres para desconectarnos de la rutina y conectar con la naturaleza, hasta llevarnos a casa las artesanías más bonitas y coloridas que representan las tradiciones de la región. En esta ocasión te compartiremos un lugar poco conocido y visitado pero que representa una parte importante de la historia de este municipio, te invitamos a adentrarnos a las ruinas de la Ex Hacienda de la Torre, descubre un poco de su pasado.
A 25 minutos de la cabecera municipal de Amealco, como si fueras en dirección a Santiago Mexquititlán, se encuentra la comunidad de La Torre, famosa por su gran producción de quesos artesanales y por contar con lugares en donde se ofrece el pulque más rico de la región.
Una vez que llegues al casco de la Ex Hacienda, podrás dar un breve recorrido entre sus paredes que aún quedan en pie y admirar lo que alguna vez fue una de las haciendas más productivas e importantes de la zona, incluso, en algunas partes puedes apreciar todavía algunos detalles de pintura original que decoraba la hacienda.
Se tiene registro de que La Ex Hacienda de San Nicolás de la torre data de 1578, pero su máximo auge fue en el siglo XVIII, cuando contaban con la última tecnología en ese momento para cosechar granos, semillas, producir pieles entre otras actividades agrícolas. Fue una de las haciendas más importantes de esa región y del estado de Querétaro; de hecho, se dice que Miguel Hidalgo, quien fuera personaje importante de nuestra historia tuvo su andar entre estas paredes.
Su producción de semillas era guardad en el Jacal de Santa Teresa, la cual se encuentra a 1 kilómetro de distancia y de la que también se pueden apreciar sus vestigios. Cuando la Hacienda estaba en plena producción, mandaban las semillas a los principales molinos cercanos a la Ciudad de México.
Hoy en día no puedes creer todo lo que hay detrás de este casco antiguo, pero lo que es realmente triste es que los dueños de esa propiedad no han tenido interés en restaurar la hacienda o al menos retrasar su deterioro. Para quienes nos gusta la historia, es una lástima que lugares así se pierdan y que otras generaciones no puedan conocer estos místicos lugares.